Este blog existe de manera casual, como las coincidencias, como la vida...¡oh dios mio, una rana!

miércoles, 19 de febrero de 2014

Pensares de invierno.

Aquí estoy, muchos meses después de mi última visita, con una bola de fuego por estómago y miles de tentáculos con forma de idea en mi mente. 
Supongo que me he tomado este pequeño rincón virtual como un lugar escondido y propio, donde prácticamente nadie pone el pie, en el que yo puedo puedo aparecer cuando quiera y  gozar de cierta "intimidad" y a la par desbarrar "públicamente". Dejar escapar a mis demonios, liberarlos al fin y contener en la medida de lo posible este nudo de emociones que me conforma. Quizá por ello sigo viniendo. Además, alguien tenía que hacerlo ¿Qué sentido tendría su existencia si no?

Necesito encontrar algún sentido a lo que ocurre. Cómo discurre el tiempo y con qué fin.
 Creo haber leído en algún sitio que uno solo nunca podrá cambiar el mundo puesto que, en su mano, solo está el cambiar pequeñas cosas y que esos cambios seguramente no servirán para nada; pero que debemos hacer esas pequeñas cosas porque si no las hace uno mismo, nadie más las hará. A veces me viene a la mente esta reflexión, sobre todo cuando me encuentro realizando tareas estúpidas o meramente casuales:
¿Gastar 2€ más en papel higiénico ecológico?- Bueno, quizás aportando este granito de arena...- ¿Rebuscar en mis bolsillos para darle 50cts al violinista que toca en la calle en pleno invierno?-Quizá le sirva de algo-¿Recoger un papel por la calle y tirarlo a la basura?-¡Tirarlo a la basura no cuesta nada!- Estos son solo algunos ejemplos de cosas que me pasan por la mente.
Hace varios años me ocurrió una cosa que viene a colación con todo esto: un pequeño pájaro aterrizó herido en el alfeizar de la ventana, mi madre lo recogió, pero estaba bastante mal y acabó muriendo. El día que murió yo estaba frente a él, y lo contemplé mientras ocurría. Una amiga, que se encontraba también allí, me dijo: 
-¡No lo mires! Si te pones triste es cosa tuya ¿por qué lo miras?
-Porque nadie debería morir solo.

Eso fue lo que dije, y así me siento aún hoy, cuando la imagen de aquel pobre pajarillo, retorciéndose en los últimos estertores de una vida aérea, me asalta: decidida a que la vida tenga sentido y no sea un mero tránsito. Que la vida valga algo y consista en algo más que trabajar para no morirse de hambre. 

Lo más probable es que el amazonas no note que en mi casa nos limpiamos las vergüenzas con papel ecológico; seguramente el violinista considere que su música vale mucho más que 50cts;  habrá 1 millón de personas que tiren un papel por cada uno que yo recoja (¡o más!) y es ,más que posible, que aquel pájaro no notara que yo estaba allí y que otro ser vivo sintió su muerte, pero todas esas cosas las hice igual. Y sentí que contribuía a que la vida valiera algo. 

Me gusta pensar en este tipo de pequeñas cosas de forma cinematográfica y, sin duda, algo infantil. Fantaseo con que mucha gente se pregunta las mismas cosas que yo al hacer la compra y un bosque respira tranquilo una noche más; pienso que en esos días fríos de invierno mucha gente tiene 50cts y ese violinista callejero no pierde la esperanza; y tiendo a pensar que cada vez que alguien o algo muere, alguien o algo se resiente.

Porque si no es así... si no es así, este mundo no merece la pena. 


1 comentario:

Unknown dijo...

Me disculpo por poner un pie en tu sitio especial, espero que aún me recuerdes y quizás podamos renovar el contacto.