Hoy me he guiado por el sentir. He hecho algo que jamás
hubiera imaginado de mi misma pero mi cuerpo ha obligado a mi razón, mi mente
ha quedado desbancada del poder en favor del grito de mis entrañas, me he dejado
llevar y he aparecido 30 km más allá de donde debería estar. Iba conduciendo y
los nervios por la proximidad del momento esperado me atenazaban el estómago e
incluso hacían temblar mis manos y un miedo irracional me sugería la huída,
pero lo hice.
Fui a un sitio al que se suponía que no debía ir y estuve
con quien no debía estar porque el cuerpo me lo pedía. Intente apelar al raciocinio y lo logré, una
perfecta explicación englobó de pronto todo aquello para camuflar una verdad
que yo ya conocía, era una acto irracional y peligroso pero la decisión ya
estaba tomada.
No miento si digo que me temí a mi misma en algunos instantes,
quizá esa descarada, irresponsable y egoísta emocional que habita lo más hondo
de mi ser y que tan poco tiene que ver con mi forma de actuar ordinaria, salía
a la luz y me convertía en algo que no deseaba ¿Estaba acaso fuera de control o
eran miedos normales ante una situación inesperada y relativamente intensa? Sea
como fuere ella no salió y yo seguí siendo yo misma y me comporté con la
integridad que procuro adoptar como seña personal.
No puedo evitar albergar ciertas dudas ¿Podría haber sido
diferente? ¿Era eso lo que realmente quería o tuve miedo? ¿Por qué todas estas
preguntas me surgen a posteriori? No lo sé. Sólo sé que ayer fui valiente,
escuché a mi cuerpo y dejé que las cosas fluyeran por sí mismas. Quizá todo
podría haber sido diferente, quizá algo en mi interior, lo mismo que me obligó
a hacer ese viaje, procuró también que todo sucediera de una manera concreta. Puede. Probablemente así como mi
subconsciente tomó la decisión de ir,
también tomó la decisión de volver como había ido, y yo fui un mero títere al
son de lo ya fijado. Es posible que así funcionara el oráculo de Delfos y,
aunque uno se empeñe en crear su propia suerte, sea únicamente juguete de un destino ya establecido plagado
de actantes esperando guión.
Y aquí estoy hoy, con un millón de preguntas menos una. Ya
no tengo que preguntarme qué hubiera pasado.